Cuando... ya no estas

Duele ver que hay sartenes limpios que no usaste, duele el estomago que se llena únicamente de las porquerías que atino injerir.

El sabor de tu ausencia se hace pasar por lo más desagradable... desde el óxido de un resorte que probé cuando niño, pasando por un fastidioso papel que masticaba para jugar... recordando los tickets de camión, el despertar de una siesta sabiendo que no estas, no estarás.
Hasta sabes que en mis zapatos esta el olvido

Repentinamente mis ojos acceden al cuadro de parejas en la calle paseando de la mano, abrazados en el parque... el recuerdo de un beso, un abrazo en la obscuridad... ahí van saliendo juntos del cine, ahí aparecen frente a mí lo que antes ni veía, porque no envidiaba.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Dejar ir a la persona y dejar de extrañar es difícil, lo más difícil. Una vez más he tenido que pasar por eso cuando me repetía que no me volvería a suceder. Una vez más he tenido que superarlo y darme cuenta que cada día es más fácil, te acostumbras simplemente a que la persona no esté y queda como un buen recuerdo.