Diferencias culturales

En enero de 2006 un equipo de la empresa japonesa Toyota había dado el último toque al híbrido que habrían de llevar a una exposición internacional.

Todos estaban felices por haber terminado a tiempo, prepararon lo necesario para la presentación oficial del auto y ya tenían las maletas listas para dirigirse a los Estados Unidos. Sin embargo, un día antes del viaje, el ingeniero que había dirigido el proyecto fue hallado sin vida en su casa.

Según las investigaciones pertinentes, la muerte se debió a exceso de trabajo o karoshi. Este fenómeno laboral es conocido en el Japón desde la década de los 70. La competencia a que están expuestos ejecutivos y obreros hace que trabajen 60 horas semanales en promedio.

Las estadísticas oficiales del gobierno indican que hasta la fecha cientos de empleados han muerto por no destinar suficiente tiempo al ocio.

De acuerdo con los reportes, el ingeniero, de 45 años, había realizado labores excesivas. Durante los 60 días anteriores a su muerte había acumulado 80 horas de trabajo extra por mes dedicando noches y fines de semana al proyecto. El resultado fue que física y mentalmente ya no resistió y, dicho de manera literal, murió en el cumplimiento de su deber.

Al analizar las evidencias presentadas, un juez determinó que éste es un caso de karoshi. Para reparar los daños, Toyota prometió monitorear la salud de sus empleados y envió condolencias a los deudos, quienes recibirán compensaciones económicas de la compañía y del gobierno.


Y aquí en México lo que hace falta es trabajo.