Una vez me atraparon tus ojos,
me perdí en tus labios que
reían,
le temí a tus manos que huían
y soñé tu ser inexplorado.
Una vez entré por tus ojos,
probé tus labios que besaban,
tomé
tus manos que jugaban
y anhelé tu ser que se asomaba.
Una vez escuché tus ojos,
observé la voz de tus labios,
respeté
el espacio de tus manos
y gocé tu ser que empezaba a conocer.
Una vez escapé de tus ojos,
sufrí el discurso de tus labios,
alejé el fuego de tus manos
y me enamoré de tu ser que se desvanecía.
Ésta vez tu mirada no me hipnotiza,
tus palabras no me
quitan la calma
y tus manos no me llaman,
es tu ser lo que me deslumbra e
inquieta mi alma.
¡Una estrella fugaz!
Cierro los ojos y pido un deseo,
cuando los abra y se haya
ido...
espero encontrar lo que tanto anhelo.
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